Cuando mi cabello, blanco quede
y mi rostro desvanezca,
no habrán más lágrimas,
ni tristezas.
Mientras el viento me susurre
y la tierra me sostenga,
se escucharán agonías
en gritos de guerra.
Sólo hasta que el agua se evapore,
el frío fuego intenso de mi pecho
arderá continuamente
y mis heridas se confundirán
con belleza.
Sin embargo...
Prometo silenciar mi dolor
como a un niño que despierta.
Y finalmente,
viviré esta vida
sea como sea...
haciendo felices a quienes están
a mi vera.